domingo, 20 de enero de 2008

¿y qué con el consumo? (arte y mercado, parte 3)

¡Uf!, por fin lo vomite, como dijera mi abuela: “muchacho culón das más vueltas que un coyote”, y no es para menos, habiendo tantos purismos y romanticismos en el aire que han sido radicalizados hasta convertirse prácticamente en dogma, que por definición no admiten réplica alguna; pero continúo…

Plantear una relación entre lo que parecerían ser estructuras de antítesis la una de la otra:

el mundo del arte, como actividad humana que por medio de los lenguajes inherentes a la disciplina misma busca la expresión de ideas, sentimientos o emociones que al llegar al receptor como mensajes discursivos, logra la comunión entre los hombres. Podría suponerse con un enfoque social que el mismo arte mantiene una relación directa con la comunicación, pero sin esperar -en sus más puras manifestaciones- del receptor respuesta alguna en planos material o espiritual, sino puramente estético.

y el del mercado, que en sus definiciones económicas plantea el intercambio, aparentemente carente de interés para el creador artístico; así como, y es donde me viene a la mente de nuevo la dicotomía “oferta-demanda”.


“(…) ¡no inventes!, ¿cómo que solo cuatro días?, así, ¿quién los va ver?, la gente ni siquiera se enterará, o seguramente ya tienen algo que hacer; me parece que ni yo podré asistir, aunque… supongo que después se presentan en otro teatro (…)”


Y es aquí donde me pregunto:

o ¿el artista ofrece su trabajo para ser consumido?,
o ¿el artista presupone demanda para el producto de su expresión? (continua parte 4...)

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