Si el literato aspira a la imaginación de su lector, si el intérprete de arte escénico aspira a la comunión con el espectador y si el compositor a las emociones o sensaciones de intérpretes y público; ¿son ellas el material del intercambio? ó ¿es acaso qué el creador busca una retribución extra en el mismo?.
Se podrían encontrar posturas relacionadas al tema como cabezas reflexionaran al respecto y estas crecerían exponencialmente al compartirse con otras reflexiones y el resultado multiplicado por los diversos matices artísticos, mercadológicos, dialécticos, estructuralistas, funcionalistas, sociológicos, etc. nos daría un número que sobrepasa nuestra capacidad de retención en memoria de trabajo y procesamiento de información…
Se podrían encontrar posturas relacionadas al tema como cabezas reflexionaran al respecto y estas crecerían exponencialmente al compartirse con otras reflexiones y el resultado multiplicado por los diversos matices artísticos, mercadológicos, dialécticos, estructuralistas, funcionalistas, sociológicos, etc. nos daría un número que sobrepasa nuestra capacidad de retención en memoria de trabajo y procesamiento de información…
“(…) bueno, aunque no pueda ir a verte, le avisaré a algunos de la prepa para que si lo hagan (…)”
pero es este confluir donde cada quién lanza gritos que buscan ser escuchados desde su trinchera por algún otro atrincherado…
y yo, como actorín o bailator escribo con el cuerpo, por no decir con las patas; e interpreto mi raciocinio, por no decir solo represento lo que a mi personaje conviene…
hago una declaración de mis derechos de intérprete escénico postmoderno ya que:
“busco ejercer mi profesión en libertad de capacidad, forma y contenido; demandando a la economía el uso y usufructo de los canales establecidos para hacer llegar el producto de mi trabajo a otros seres humanos y que no como fin, pero sí como un una consecuencia muy deseable: poder obtener una retribución material que me permita vivir –aunque muchos se rasguen las vestiduras- en esta economía de mercado, a la cual estoy en todo mi derecho de cuestionar, pero conciente también que para ello requiero conocer, entender, analizar y reflexionar a la misma antes de enjuiciar y prejuiciar, pues la sociedad de dicha economía es la fuente y destino de mis mensajes…
procurando así satisfacer mis necesidades –y utilizo las palabras juaristas tan de moda de nuevo en el lavadero político- en la honrosa medianía que el ejercicio de mi actividad y la distribución de su producto por los canales de mercado existentes me retribuya”…
“(…) solo recuerda enviarme el correo con la dirección y como llegar al teatro, alguna seña significativa como: alguna plaza, algún restaurante cercano…, algo que si sea conocido ¿no?, algo importante, para que la gente sepa como llegar a ese lugar (…)”