¿Podemos tomar lo anterior para considerar al hombre como una ser social?, no solamente por genética –pues se cree que ya viene integrada esta característica en sus centros instintivo, emocional e intelectual- , sino como respuesta a un medio en el cual –un buen día- ya se encuentra inmerso, cumpliendo con una serie de roles específicos que de alguna u otra manera le fueron asignados y en donde tiene que relacionarse de una manera funcional con otros seres que a su vez cuentan con roles específicos.
¿En que momento comenzamos a relacionarnos con otros seres?, ¿Cómo impactan las relaciones anteriores a las subsecuentes?, ¿Cual de la información generada por las relaciones se queda almacenada de manera consciente?, ¿cual de manera inconsciente? ó finalmente ¿cuál se vuelve conocimiento?.
Al no prestar atención en la historia de nuestras relaciones y del como fueron asimiladas dichas experiencias en su momento, ¿no seremos acaso más propensos o vulnerables a tener actitudes y características incomprensibles a la razón?, ¿podría ser lo anterior causa de una incongruencia generalizada del ser humano entre la interpretación racional que da a sus sentimientos y la manifestación de los mismos a través de sus emociones?. En relación a las preguntas anteriores se pueden encontrar centenares de tesis, estudios y posturas que buscan dar una respuesta racional –y funcional para la vida diaria del ser humano- no solamente a estas interrogantes, sino a muchas otras que se derivan del comportamiento social del hombre.
¿En que momento comenzamos a relacionarnos con otros seres?, ¿Cómo impactan las relaciones anteriores a las subsecuentes?, ¿Cual de la información generada por las relaciones se queda almacenada de manera consciente?, ¿cual de manera inconsciente? ó finalmente ¿cuál se vuelve conocimiento?.
Al no prestar atención en la historia de nuestras relaciones y del como fueron asimiladas dichas experiencias en su momento, ¿no seremos acaso más propensos o vulnerables a tener actitudes y características incomprensibles a la razón?, ¿podría ser lo anterior causa de una incongruencia generalizada del ser humano entre la interpretación racional que da a sus sentimientos y la manifestación de los mismos a través de sus emociones?. En relación a las preguntas anteriores se pueden encontrar centenares de tesis, estudios y posturas que buscan dar una respuesta racional –y funcional para la vida diaria del ser humano- no solamente a estas interrogantes, sino a muchas otras que se derivan del comportamiento social del hombre.
“¿Qué es la vida para la persona promedio?” [1]
Se pregunta Eva Pierrakos en su libro “Del miedo al amor” responde “(…) relaciones humanas precarias y por ende causa de insatisfacción pues necesitamos unirnos con el otro”. Pero generalmente, ¿qué sucede?... la manera en como nos relacionamos nos angustia, lastima, ofende y lleva a la constante decisión de continuar o no.
La misma autora toma como tesis que “La historia de las relaciones de cualquier persona nos revela el paisaje interno de su ser” [2] y de inicio podríamos tomar dicha postura como válida para continuar; de manera que el ser humano al estar conformado por los centros instintivo, motriz, sexual, emocional e intelectual, así como la calidad de cohesión entre ellos forman el tipo de ser humano que se es y en función del grado de auto-conocimiento que tenga el individuo de la naturaleza y manera de operar de cada una de sus partes, es que podrá mejorar sus interrelaciones con el medio social que lo rodea.
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(continua parte 3...)
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[1] PIERRAKOS, Eva y SALY Judith. “Del miedo al amor”, Editorial Pax México, México. 1993. 306 páginas. Pag. XI
[2] Ibid. Pag. 9
[2] Ibid. Pag. 9
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